«Las
prótesis visuales ya son una realidad, pero aún queda mucho»
El neurocientífico vigués
José Manuel Alonso, director del Laboratorio de Neurociencia de la Universidad
de Nueva York, trabaja en implantes para recuperar la visión
redacción / la voz 21 de abril de 2014 18:21
El vigués José Manuel Alonso lleva más de quince años trabajando en
Estados Unidos. alejandro
alonso
Si los
sordos pueden recuperar parte de la audición con prótesis auditivas, ¿por qué
los ciegos no pueden hacer lo mismo con implantes visuales? Esta pregunta es la
que intenta responder desde hace años el neurocientífico José Manuel Alonso (Vigo,
1964), que dirige el Laboratorio de Neurociencia Visual de la Universidad de
Nueva York (Sunny), donde trabaja en prótesis visuales creadas a partir de
impresoras 3D. Licenciado en Medicina por la Universidade de Santiago y
doctorado en la Autónoma de Madrid, el neurocientífico lleva más de quince años
en Estados Unidos, donde, tras conseguir una beca Fulbright, empezó a trabajar
en el laboratorio del premio nobel Torsten Wiesel en la Universidad Rockefeller
de Nueva York. El propio Torsten le pidió luego que se hiciera cargo de la beca
que había mantenido su laboratorio durante 20 años, lo que consiguió con la
nota más alta de la competición. Más tarde creó su propio laboratorio en la
Universidad de Connecticut y ahora ha sido nominado para catedrático
distinguido en la Universidad Estatal de Nueva York.
-Usted
desveló recientemente el mecanismo neuronal que explica la ilusión óptica de
Galileo. ¿Qué aplicaciones se derivan?
-Nuestro
trabajo demuestra que el cerebro dedica más neuronas al procesamiento de
objetos oscuros en fondo claro (como el texto de esta página) que a objetos
claros en fondo oscuro. Podría explicar por qué la mayoría de nosotros
preferimos leer texto en fondo blanco. También demuestra que el tamaño de los
objetos se distorsiona más cuando hay poca luz de fondo, aunque sea suficiente
para estimular los conos de la retina. Este resultado podría tener aplicaciones
en miopía. Si la falta de luz aumenta la distorsión de las imágenes podría
hacer que la miopía se desarrolle y progrese más rápido cuando nuestro sistema
visual tiene que trabajar con luz artificial de baja intensidad.
-Lleva diez
años trabajando en prótesis audiovisuales. ¿Puede explicar su proyecto?
-Utilizamos
impresoras 3D de alta resolución para construir una microplataforma que acomoda
múltiples microagujas de platino que insertamos y movemos dentro del cerebro.
Llevamos más de 10 años, pero el progreso es lento. En colaboración con Harvey
Swadlow, en la Universidad de Connecticut, demostramos que estas microagujas
funcionan durante varios años dentro del cerebro y causan un mínimo daño del
tejido cerebral, lo que no ocurre con otras prótesis cerebrales que se están
utilizando para el tratamiento de párkinson y dolor crónico.
-¿Son mucho
más complejas que las auditivas?
-El número
de agujas que estamos utilizando por ahora es muy reducido y, aunque las
prótesis auditivas han dado buen resultado con solo 22 electrodos, la cóclea
(el aparato receptor para audición) tiene solo 3.500 células receptoras,
mientras que la retina (el aparato receptor para visión) tiene más de 125
millones de receptores cuya información se transmite al resto del cerebro a
través de un millón de neuronas en el nervio óptico. Claramente, las prótesis
visuales van a necesitar muchos más electrodos que las auditivas.
-¿Cree que
serán una realidad para las personas ciegas?
-Ya son una
realidad. No muy lejos de Galicia, en Lisboa, William Dobelle implantó la
primera prótesis visual en humanos en un instituto que creó en Portugal no hace
muchos años. Dobelle llevaba 30 años desarrollando su prótesis y el paciente
que la aceptó en el año 2000 ha pasado ya a la historia de la ciencia. Pero
todavía queda un largo camino que recorrer hasta que esta tecnología funcione
lo suficientemente bien como para convertirse en práctica común en la clínica.
-¿Y ustedes
cuándo harán ensayos clínicos?
-Están
todavía muy lejos, probablemente a más de diez años.
José Manuel Alonso director del laboratorio de neurociencia universidad de nueva york