Un gallego desvela el mecanismo cerebral que permite
ver a Wally
Abre una vía para tratar a personas que
no discriminan los objetos del fondo
R. ROMARredacción / la voz, 31 de mayo de 2015. Actualizado a las
05:00 h.
¿Dónde están los caballos? Si el mecanismo cerebral funciona bien
discrimina entre el objeto y el fondo que lo rodea, pese a que en este caso las
manchas de los caballos los camuflen entre las rocas y la nieve
Haga la prueba. Sobre una cartulina con un fondo verde, por ejemplo,
coloque varios objetos de distintos tipos, tamaños y colores y, entre ellos,
otro con forma de letra. ¿Es capaz de distinguirla en un
vistazo rápido? Sí, sin ningún problema. Y lo hace porque su cerebro, en la reconstrucción
de la realidad que realiza a partir de la información que le proporciona la
visión, es capaz de discriminar los objetos
(las formas) con respecto a lo que los rodea (el fondo), un mecanismo esencial
para nuestra vida diaria y que ponemos a prueba continuamente. Pero puede ocurrir, especialmente en niños y ancianos, que el
circuito cerebral que lo hace posible esté alterado. Los chavales no pueden
diferenciar las letras, lo que se traduce en problemas de aprendizaje y menor
rendimiento.
Tienen un problema para identificar las figuras respecto del
fondo en que se encuentran, un déficit que hasta ahora se asociaba
exclusivamente al mal funcionamiento de la corteza cerebral visual, la zona que
se encuentra justo en la parte posterior de la cabeza. Sin embargo, el proceso
es más complejo, tal y como acaba de descubrir un equipo interdisciplinario
formado por el grupo de Neurociencia y Control Motor (NEUROcom) de la
Universidade da Coruña, el Instituto de Oftalmología del University College de
Londres y la Universidad de California en un artículo publicado en la revista científica PNAS.
Tálamo y corteza cerebral
Los investigadores han desvelado el mecanismo que
utiliza el cerebro para discriminar el fondo de la forma, el mismo que, por
ejemplo, nos permite identificar al célebre Wally, por muy escondido que
esté entre una muchedumbre de personas y objetos. La corteza cerebral sigue
manteniendo su influencia, pero no es la única protagonista, ya que debe
coordinar su actividad con el tálamo, una estructura que se sitúa justo en la
parte central del cerebro que tiene un papel muy relevante en los procesos de
atención. Sin esta conexión, nuestra percepción de la realidad sería muy
distinta.
«La retina recoge la información visual y la manda al interior del cerebro,
al tálamo, en donde se establece un bucle de colaboración continuo con la
corteza. La percepción visual es como el tango, es cosa de dos», resume Javier
Cudeiro, director del grupo NEUROcom y de la Unidad de Estimulación no Invasiva
del Instituto Arriaza de A Coruña y uno de los autores del estudio.
El hallazgo no solo supone un avance en el conocimiento de los mecanismos
cerebrales, sino que también podría tener
implicaciones prácticas. Hasta el momento, a los escolares con problemas en
la discriminación entre el fondo y la forma, que se les detecta mediante un
test, se les intenta corregir el déficit con entrenamientos en los que empiezan
a distinguir una serie limitada de figuras para luego ampliar la muestra. Se
trataría, en esencia, de forzar a su cerebro para recuperar una habilidad de la
que carecen. Pero ahora, que ya se conoce con exactitud cuál es la zona del
circuito que está alterado, se podría tratar de rehabilitarlo mediante técnicas
de neuromejora. «Son técnicas no invasivas -explica Cudeiro Mazaira- como la
estimulación por corriente directa o por magnetismo transcraneal».
El problema no solo afecta a los niños, sino
también a las personas mayores, que con el tiempo van perdiendo esta
habilidad natural, lo que repercute en su vida diaria. Si no distinguen los
objetos con respecto al fondo tendrán dificultades, por ejemplo, al conducir.
¿Y los patos? En la naturaleza, el
perfecto funcionamiento del mecanismo cerebral es esencial para la
supervivencia de los animales. Les permite apreciar, por ejemplo, las presas
que están camufladas al acecho. En este caso, tras los arbustos, los patos.
¿Dónde están los caballos? Si el mecanismo cerebral funciona bien
discrimina entre el objeto y el fondo que lo rodea, pese a que en este caso las
manchas de los caballos los camuflen entre las rocas y la nieve
Barrido secuencial de la atención. En esta imagen,
entre los granos de café se puede distinguir una cabeza. Es como un Wally. En
este caso el cerebro necesita hacer un barrido secuencial de la atención para
identificar el objeto que intenta localizar. Sin la discriminación de fondo y
forma sería imposible.