Mirar al cielo, la alternativa natural al
parche que avala la ciencia para tratar el ojo vago
Un científico gallego lidera en Nueva York el trabajo que abre la vía a la
nueva terapia
;El tratamiento más
eficaz para el ojo vago
¿Tapar un ojo con un parche o mirar al aire libre la superficie brillante
del cielo? La primera opción es la terapia
más habitual para tratar la ambliopía u ojo vago, un
problema en el desarrollo del cerebro que supone la causa más común de
discapacidad visual entre los niños, ya que afecta a entre el 2 % y el 5 %
de la población infantil. No es, precisamente un método nuevo, ya que se
viene empleando desde hace unos 1.000 años desde que fuera propuesto
por el médico y filósofo persa Avicena (980-1037) en su obra El canon
de la medicina. Y funciona, porque de lo que se trata es
de cegar el ojo bueno para forzar al perezoso a trabajar más y
rehabilitar así su conexión con el cerebro. Porque, en realidad, no se trata de
un problema óptico que se puede corregir con gafas, sino de las vías que
transmiten los mensajes de la visión al cerebro, que no se desarrollan lo
suficientemente bien.
Pero suele ocurrir que llevar un ojo tapado con un parche,
aunque solo sea durante unas horas, es algo que molesta a los niños, lo
que dificulta al adherencia al tratamiento. Y aquí es donde entra en juego la
segunda opción, mucho más cómoda: que el cerebro reciba los estímulos
que necesita de forma natural, con las luces brillantes del cielo. Basta
con mirar al cielo al aire libre mientras caminamos. Podría parecer algo
descabellado, pero el mecanismo fisiológico que avala la terapia acaba
de ser demostrado por la ciencia. Todo parte de una investigación
del Laboratorio de Neurociencia Visual de la Universidad del Estado de Nueva
York (Suny) liderada por el investigador gallego José Manuel Alonso y que acaba
de ser publicada en la revista científica Journal of Neuroscience.
Los investigadores demostraron que el ojo perezoso tiene su origen
en la deficiencia de un canal del cerebro encargado de procesar los colores
claros. «Tenemos dos canales de información para el ojo, uno para los
claros y otro para los oscuros, y la ambliopía se produce en el cerebro cuando
existe un déficit en la vía de claros», constata Alonso.