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martes, 25 de junio de 2019


Mirar al cielo, la alternativa natural al parche que avala la ciencia para tratar el ojo vago
Un científico gallego lidera en Nueva York el trabajo que abre la vía a la nueva terapia


;El tratamiento más eficaz para el ojo vago
R. ROMAR 
REDACCIÓN / LA VOZ 18/06/2019 17:46 H

¿Tapar un ojo con un parche o mirar al aire libre la superficie brillante del cielo? La primera opción es la terapia más habitual para tratar la ambliopía u ojo vagoun problema en el desarrollo del cerebro que supone la causa más común de discapacidad visual entre los niños, ya que afecta a entre el 2 % y el 5 % de la población infantil. No es, precisamente un método nuevo, ya que se viene empleando desde hace unos 1.000 años desde que fuera propuesto por el médico y filósofo persa Avicena (980-1037) en su obra El canon de la medicina. Y funciona, porque de lo que se trata es de cegar el ojo bueno para forzar al perezoso a trabajar más y rehabilitar así su conexión con el cerebro. Porque, en realidad, no se trata de un problema óptico que se puede corregir con gafas, sino de las vías que transmiten los mensajes de la visión al cerebro, que no se desarrollan lo suficientemente bien.
 Pero suele ocurrir que llevar un ojo tapado con un parche, aunque solo sea durante unas horas, es algo que molesta a los niños, lo que dificulta al adherencia al tratamiento. Y aquí es donde entra en juego la segunda opción, mucho más cómoda: que el cerebro reciba los estímulos que necesita de forma natural, con las luces brillantes del cielo. Basta con mirar al cielo al aire libre mientras caminamos. Podría parecer algo descabellado, pero el mecanismo fisiológico que avala la terapia acaba de ser demostrado por la ciencia. Todo parte de una investigación del Laboratorio de Neurociencia Visual de la Universidad del Estado de Nueva York (Suny) liderada por el investigador gallego José Manuel Alonso y que acaba de ser publicada en la revista científica Journal of Neuroscience.
 Los investigadores demostraron que el ojo perezoso tiene su origen en la deficiencia de un canal del cerebro encargado de procesar los colores claros. «Tenemos dos canales de información para el ojo, uno para los claros y otro para los oscuros, y la ambliopía se produce en el cerebro cuando existe un déficit en la vía de claros», constata Alonso.