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miércoles, 20 de marzo de 2013

La mirada Certera de Antón Beiras



La mirada certera de Antón Beiras     

Un libro relata la vida del insigne oftalmólogo gallego y su invento para tratar el estrabismo


Alejandro Otero y la viuda de Beiras, Antía Cal, ayer antes de la presentación del libro. // José Lores

AMAIA MAULEÓN - VIGO

Científico exigente, gallego convencido, idealista, creador imaginativo, médico luchador y amante esposo. Antón Beiras vivió demasiado poco para poder ver cumplidos todos sus sueños. Un libro recoge ahora la vida del insigne oftalmólogo gallego que creó el Vigoscopio, un invento para tratar de una manera rápida y sin intervención traumática, a través del tacto, el estrabismo. Un proyecto ambicioso que convirtió a Vigo en referencia mundial en esta línea de investigación pero que, con la temprana muerte de su creador, no llegó nunca a comercializarse.

Alejandro Otero (Vigo, 1943) fue uno de los colaboradores más cercanos del médico en la construcción de los prototipos de este artilugio y conocía bien sus ideales. Por ello, hace años se embarcó en la recuperación de su figura y su trabajo. El resultado es el libro "Antón Beiras. La mirada certera", que presentó ayer en Vigo.

Entre los presentes en el acto destacó una persona, Antía Cal, la viuda del oftalmólogo, una mujer que aún conserva en la mirada su amor por Beiras. Aquellos que conocieron de cerca a la pareja, como el escritor Xesús Alonso Montero, autor del epílogo del libro, recuerdan la belleza de su historia. El oftalmólogo se casó con la pedagoga en 1947 y ambos decidieron establecer el gallego como lengua para comunicarse entre sí y con sus hijos, un hecho heroico en aquella época.

El libro reúne, además de una detallada biografía de Beiras, numerosa correspondencia profesional y personal del protagonista y fotografías que ayudan a conocerlo mejor, ya que, como asegura Otero, "para muchos sigue siendo un desconocido a pesar de su enorme valía y sus altísimos méritos a nivel internacional".

Primero, Beirascopio

Otero, especialista en electrónica, conoció al médico durante el servicio militar y Beiras no dudó en contar con él en 1963, para la realización del Vigoscopio. "Primero lo bautizó como Beirascopio, pero luego decidió cambiar el nombre en homenaje a la ciudad que le había ayudado a realizarlo", relata el autor del libro.

En la ETEA –"que por aquel entonces era el centro de investigación principal de la Marina"– llevaron a cabo la construcción de los dos primeros prototipos. "Tardamos ocho meses en realizar el primero de ellos y Beiras lo presentó en Madrid y tuvo una gran trascendencia", relata el autor.

En diciembre del 64 se trasladaron al Colegio Hogar de Caixanova, que financiaba el proyecto. Trabajaron día y noche y construyeron el segundo prototipo, que se mostró en París y tuvo un éxito mundial. "Hicieron a Beiras propuestas muy interesantes, especialmente para que trasladase la investigación a la Universidad de Columbia, pero él tenía claro que era en Vigo donde quería realizarlo, que era en Galicia donde quería centrar su investigación", describe Otero.

En medio de las conversaciones apareció un inoportuno cáncer que truncó todos sus proyectos en abril de 1968. "Al morir él murió toda la investigación", lamenta Otero, que asegura que el oftalmólogo no sólo trabajaba en la cura del estrabismo, sino también en la creación de un ojo electrónico para devolver la vista a los ciegos, "un invento que en septiembre de este año presentó un médico americano, cuando en realidad esa idea la tenía en proyecto Beiras hacía cuarenta años", advierte.

Otero relata también en el libro algunas anécdotas que nos acercan el rostro más humano del oftalmólogo santiagués. "En una ocasión operó de cataratas a la madre del director del hospital en el que trabajaba, el Xeral actual. La intervención fue todo un éxito y el director le llamó para agradecerle el buen trabajo. Beiras aprovechó para conseguir una de las reivindicaciones más necesarias del hospital. "Le dijo que la operación había salido bien gracias a que había usado su propio instrumental, que el del hospital estaba inservible, y consiguió, a las tres semanas, que se repusiera todo el instrumental de quirófanos", recuerda Otero.

El Vigoscopio estuvo "enterrado" durante casi 40 años en el Colegio Hogar, pero Alejandro Otero lo rehabilitó y lo expuso recientemente de nuevo al público. Un guiño a su admirado oftalmólogo, a su amigo.

IMAGENES DE LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO.

ANTÓN BEIRAS
La mirada certera.
Autor. Alejandro Otero Davila


En la foto Antia Cal Vazquez, Xesús Alonso Montero, Alejandro Otero Davila y Maria Pereira Otero.
 
Xesús Alonso Montero
 
Publico asistente al acto de presentación
 
El Vigoscopio Restaurado despues de 40 años
 
 


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